Partimos de entender el aborto como un derecho, como una decisión personal y política sobre el propio cuerpo en la lucha por la autonomía de las mujeres y personas con capacidad de abortar y el derecho a decidir. A pesar de esto, el aborto sigue criminalizado en Ecuador en la mayoría de casos  y las tres causales en las que es legal, no son abarcativas ni permiten vivirlo como un derecho.

Por eso nos planteamos analizar qué ha pasado en torno al aborto en estos últimos 5 años, que avances, retrocesos, retos hemos enfrentado, qué papel hemos tenido como organizaciones y movimiento feminista  y qué queremos que suceda en los próximos 5 años.

La educación sexual integral es una herramienta para que las personas puedan tomar decisiones informadas, autónomas, libres de cohercion y violencias sobre su sexualidad y reproducción.  Creemos que la educación sexual es emancipadora, un derecho de todas las personas. Por eso nos planteamos analizar qué ha pasado en torno a la Educación Sexual en estos últimos 5 años en Ecuador, qué avances, retrocesos, retos hemos enfrentado, qué papel hemos tenido como organizaciones y movimiento feminista y qué queremos que suceda en los próximos 5 años.

La justicia feminista trasciende la justicia penal y la administración formal de la justicia, porque pone en el centro a las víctimas, sobrevivientes y a sus familiares y sus necesidades. Procura ir mucho más lejos de una responsabilidad individual de lxs agresorxs, sino buscando las causas estructurales de las violencias patriarcarles, para construir alternativas de justicia y reparación, que a la par nos permitan pensar cómo desde los feminismos evitamos que estas violencias patriarcales sigan perpetúandose en nuestros cuerpos y vidas.   Por eso nos planteamos analizar qué ha pasado en torno a la justicia y reparación en estos últimos 5 años en Ecuador, qué avances, retrocesos, retos hemos enfrentado, qué papel hemos tenido como organizaciones y movimiento feminista y qué queremos que suceda en los próximos 5 años.

La economía feminista pone en valor el trabajo de cuidados y doméstico como proveedor de relaciones afectivas, de cuidados y de calidad de vida. Gracias a este trabajo, el mercado y el resto de actividades funcionan, son el soporte invisible, y también posibilita el desarrollo de las personas. Desde la lógica capitalista, este trabajo no es valorado puesto que “no produce ningún beneficio económico”. La reproducción de la vida tiene como objetivo último el cuidado de la vida y el bienestar de las personas. Los cuidados constituyen la base que da estabilidad a la sociedad, parte del bienestar social, históricamente invisibilizados. Por eso nos planteamos analizar qué ha pasado en torno a la reproducción de la vida y cuidados en estos últimos 5 años en Ecuador, qué avances, retrocesos, retos hemos enfrentado, qué papel hemos tenido como organizaciones y movimiento feminista y qué queremos que suceda en los próximos 5 años.

Los servicios de salud sexual y salud reproductiva incluyen el acceso a anticoncepción, a tratamiento y  prevención de ITS incluyendo el VIH-Sida, a tratamientos hormonales, a atención antes, durante y después de un parto, a la atención durante el embarazo, el acceso a la anticoncepción oral de emergencia y la atención en salud a las víctimas de violencia sexual, entre otros servicios esenciales. Por eso nos planteamos analizar qué ha pasado en torno a la salud sexual y salud reproductiva en estos últimos 5 años en Ecuador, qué avances, retrocesos, retos hemos enfrentado, qué papel hemos tenido como organización y movimiento feminista y qué queremos que suceda en los próximos 5 años.

La violencia y el acoso en el mundo del trabajo impiden a las mujeres, personas trans, no binarixs, ejercer su derecho a trabajar en un ambiente cómodo, seguro y libre de todas las formas de coherción. Sabemos que esta violencia está bastante naturalizada, y que las condiciones de precarización de la vida, la imposibilidad de contar con trabajos dignos y las condiciones cada vez más difíciles impiden que se cuente con garantías para denunciar, actuar y responder frente a la violencia de género en el mundo del trabajo. Por eso nos planteamos analizar qué ha pasado en torno a este tema en los últimos 5 años en Ecuador, qué avances, retroceso, retos hemos enfrentados y qué queremos que suceda en los próximos 5 años. 

El odio, rechazo, desprecio o el miedo ante personas de otras procedencias, el racismo institucional, el racismo estructural responden a la desigualdad y violencia, a los estereotipos y prejuicios acerca de pueblos y nacionalidades, de las procedencias y culturas diferentes. Frente a ello, la interculturalidad como alternativa que no se propone fundir las identidades de las culturas involucradas en una identidad única, sino que pretende reforzarlas y enriquecerlas creativa y solidariamente, incluyendo también las relaciones que se establecen entre personas pertenecientes a diferentes grupos étnicos, sociales, profesionales, de género, entre otros, dentro de las fronteras de una misma comunidad.

La heterosexualidad obligatoria, así como el binarismo de género son formas de opresión que operan como mandatos que pretenden encasillarnos en una única manera de expresar nuestro género y sexualidad. Las disidencias sexuales y de género cuestionamos  el deseo y las prácticas sexuales impuestas por los sistemas de poder y los dispositivos de control de la identidad, que atentan contra nuestra autonomía y libertad. Existimos y (re)existimos por Un placer y una política desobediente que no proviene de ninguna naturaleza ni esencia dada, sino de una conciencia política en constante (de)construcción. Las personas sexo-género disidentes politizamos lugares comunes nuestros afectos,  gozos    y placeres no pueden ser contenidos, rígidos y estables.

El control de los cuerpos de las mujeres, personas trans, no binarixs y de género fluido, está atravesado por las condiciones físicas, mentales, y funcionales específicas. Las personas con discapacidades, se encuentran en una situación donde se pretende someterlas y oprimirlas al considerar que no tienen la “capacidad” suficiente para autodeterminarse. La normatividad basada en la negación de la diversidad funcional es histórica, y ha dado lugar a resistencias que pretenden romper con el rol de pasividad impuesto y el tutelaje estatal y social que no genera condiciones de vida dignas; a la vez que exigen el reconocimiento fundamental de la autonomía de las personas con discapacidad y  la necesidad de cuidados tejidos en colectivo, de manera comunitaria, porque no se trata de una concepción de autonomía precisamente capacitista o individualista sino que las personas con discapacidad necesitan de condiciones generadas por la comunidad. Desde el activismo se dice que la discapacidad aparece cuando no hay condiciones suficientes y dignas para adaptar las dinámicas de lo social a las necesidades de todxs. Es decir, es la sociedad y el Estado quienes discapacitan a las personas con diversidad funcional al no adoptar diferentes mecanismos que les permitan vivir dignamente.

Implica el reconocimiento de las diferencias de poder y de las diferentes necesidades y demandas existentes entre diferentes grupos etarios. La inclusión de este enfoque implica la necesidad de de-construir mitos existentes sobre los derechos sexuales y derechos reproductivos en algunos grupos etarios como adolescentes, adultxs mayores, niñxs.  El abordaje de la sexualidad desde una perspectiva inter-generacional requiere que nos despojemos del adultocentrismo existente en la sociedad, y que revaloremos la capacidad de adolescentes, adultxs mayores, niñxs para tomar decisiones adecuadas e inteligentes sobre su vida sexual. Pero también implica la compresión de la sexualidad como una dimensión que forma parte del desarrollo humano integral en los diferentes ciclos de vida.

El espacio, incluyendo ‘el cuerpo’ se convierte en territorio cuando está humanizado, partiendo del reconocimiento que los territorios son construcciones sociales que se sustentan en rasgos culturales. La territorialidad no sólo está asociada a distribuciones y espacialidades, sino también a las relaciones sociales de poder. La vinculación entre territorialidades y cuerpo se fundamenta en los procesos de construcción de sentidos compartidos, mediante dinámicas culturales, comunicativas e identitarias que ponen en relieve las dinámicas de poder que atraviesan nuestros cuerpos y/o nuestros entornos y otros territorios.